Él se mantuvo a flote,
cruzó mares y océanos en la oscuridad,
luchó con peligrosas quimeras de ensueño,
miró las estrellas lejanas con escepticismo y
reparó su balsa con lo poco que encontraba en su camino.
Él siguió cabalgando a galope,
se mantuvo estoico ante la soledad,
hizo de sus miedos el motor de su empeño,
a lo largo del camino se cuidó de si mismo y sin embargo,
nunca supo qué fue lo que le guió latente a su destino.
Deriva, camino y muerte.
Fuerza, cariño y suerte.
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