De Cristales y Psiques

Hay un singular compartimento en mi interior que está lleno de cristales. Hay cristales de multitud de colores, cristales rallados y cristales rotos. Tengo dentro cristales húmedos y salados, cristales que vibran como los de cuarzo si se estimulan correctamente. Otros cristales producen aberraciones increíbles, fascinantes y algunos oscurecen y deforman, ocluyen o exageran.

Depende del momento, estos cristales se combinan. Se colocan y alinean y permiten que mi yo más puro se traslade al resto de psiques. Mi yo atraviesa cada cristal alineado y se transforma, cambia de color, de sabor, de olor. A veces cambia de forma, se maquilla o se oscurece, se exagera o empequeñece y sale. Trasciende.

En su viaje hacia el resto llega a nuevas lentes que lo reconfiguran, algunas aberraciones son corregidas, otras veces se exageran. Hay veces en que son capaces de estimular cuarzos ajenos produciendo un efecto muy bello. Y hay veces que se acumulan y estallan.

En ocasiones tengo la suerte de poder configurarlos a mi antojo. Busco en mi catálogo, y los ordeno como quiero y me viene en gana. Hay tantas combinaciones que pareciera que nunca repito. Y cuando soy capaz de identificar el orden y características del sistema de lentes estudio detenidamente su respuesta ante diferentes psiques. Compruebo qué percibo con mis cristales y me fascino ante el resultado.

Pero por encima de todo, lo que más me fascina es la combinatoria subyacente, la imposibilidad de terminar el juego, la infinidad de posibles sistemas de transferencia de la psique humana y cómo, con un simple cambio en cualquiera de los dos paradigmas el resultado cambia drásticamente.

Hay cristales en mi compartimento que quedan por conocer. Otros se están formando y algunos ya forman un único cristal combinados e inseparables de otros de tanto usarlos. Pero si hay algún cristal al que le tenga cariño especial, es a aquel que sufre roturas y se desprende. Se pierde y no lo recupero. Ese cristal ya hizo su labor completa y ahora ya no podré usarlo para cubrirme nunca más.

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