He encontrado un lugar donde puedo beber tranquilo. Tiene cuatro paredes y no tiene techo. Una pared me obliga a mirar hacia dentro. Otra me obliga a escucharme. Otra me obliga a escribir y la que queda, en realidad, me la invento.
Es allí donde abro mi grifo. Ese que todos tenemos. Egoístamente, cuando estoy fuera, busco tu grifo. Lo conozco bien, lo abro y, tranquilamente bebo. Pero en mi lugar sólo queda mi grifo. Y es por eso que aquí vengo y solo, bebo. Es aquí donde, con el tiempo, aprendo a abrir el grifo, lento.
Tan sólo emana un pequeño hilo. Tan solo me deja el vasito. Tan lento se llena él solo. Y tan despacito lo bebo.
Bebo y brindo por mi vasito, por tu grifo que tanto me ha llenado y del que tanto he aprendido. Brindo porque ahora, el cariño brota de nuevo en el mío , pero esta pequeña dosis será para mi vasito, para mi chupito.
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