Ha vuelto. Se desliza entre mis surcos. Suavemente y sigilosa se pasea por mis recuerdos y selectiva, recupera olvidos. Se presenta desnuda y frágil, pidiendo ternura, comprensión y foco. Exigiendo su lugar del que algún día conseguiste sacarla. Reclama su espacio y allí, se acomoda y expande. Se relaja y te inunda de espesas lágrimas su hueco. Un espacio abarrotado de polvo y arena. Arena con la que un día creé un castillo. Castillo de largos pasadizos y retorcidas escaleras a estancias siempre vacías. Amargas y frías.
Hoy ha vuelto y es bien recibida. Hoy la extraño de nuevo hasta que vuelva a partir para acabar volviendo. Hoy me cubre y nubla. Y en silencio nos quedamos callados mirándonos con rostros de espejo distorsionado, de cuentos inacabados y de la más densa apatía.
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