Despierto en murmullos sin respiro.
Rotos reflejos conforman mi nido
que huele a café, leche y tocino.
Mi voz perdida en tu piel de espino.
Repongo platos, cucharas y azucarillos
en una madera porosa y testigo
de mi futuro querido
donde olvidar que existo.
Sabrosas aves me aliñan de amor
-silbidos-
Culines de adulto me espuman el alma
-torcidos-
cárcel de grasa que envuelve mi cama
-olvido-
seca la tierra que implora mis lágrimas
Chopos ligeros me acechan la tumba
hoy muero sin alma, me quedo sin aire
correr insaciable, aneas me escuchan
Tierra de oro
lengua coraje
Federico, te imploro
invade mi sangre
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