Una monja en un tren

No hay dos sin tres,
ni tres sin envidias verdes,
ni verde sin amarillo,
ni amarillo sin vómitos,
ni vómito sin huérfano,
ni huérfano sin madre. 

No hay un tú sin mí
ni un yo sin ti,
porque somos en conjunto
y nos definimos
ya suturados,
saturándonos los solutos,
saturnándonos en palabras
que ahora,
cuando más nos necesitamos,
nos unen irremediablemente.

Porque no hay
un
yo
sin
ti
ni
un
sin
.

Comentarios